MENSAJE
A MIS LECTORES DEL DIARIO “OPINIÓN”CON MOTVO DE MI EXPULSIÓN DE COLUMNISTA.
Al
finalizar el pasado 2015, envié, como siempre mi mensaje navideño y una carta
de felicitación a la nueva autoridad del periódico de la Cooperativa COBOCE
Ltda., adjuntando mi artículo semanal titulado: “EVANGÉLICAS”, cuyo contenido guarda
fondo polémico y es trascendente en
valores humanos; anota un serio cuestionamiento a la reelección indefinida de
las autoridades políticas.
No
fue publicado y sorprendentemente a causa de ese artículo fui suspendido de mi
cooperación como Columnista semanal, actividad ad honoren que desempeñé desde
hace una veintena de años.
Luego
de dos semanas de silencio, me apercibí personalmente para indagar las razones
de mi suspensión. La nueva autoridad aseguró reestructuración e invitación a
nuevos actores sobre todo mujeres porque todos los columnistas eran varones.
Como una concesión generosa me ofreció una publicación mensual con espacio y
caracteres a discutir con el jefe de redacción.
Hice
conocer a la flamante directora que el suscrito desde la presidencia del
Consejo de Administración de COBOCE prácticamente, creó el periódico, la voz
ideológica libre y ética del cooperativismo cobociano, amordazada ahora en su
libertad y en sus objetivos primordiales desde el retiro de sus grandes
directores Edwin Tapia y Federico Sabat.
Más tarde caí en cuenta que el retiro inaprensivo tiene otras
motivaciones, ningún problema de género, ni antipatía personal; más bien, decisión
de censura política partidaria contra mis escritos; situación que más bien
acaricia mi interioridad intelectual y honra a mi conciencia de valor moral.
Después
de veinte años de escritura ininterrumpida, de crítica franca, a veces
patética, a veces durísima, pero siempre verás y emocional, contra diversas
noxas ambientales, políticas, bioéticas, etc, pero siempre bien intencionadas y
en las cuales privilegié el magisterio moral y la experiencia de mis bien
madurados años, creí oportuno ofrecer una explicación a mi ausencia de Opinión.
No fue el deterioro cerebral que condicionara mi silencio en sus páginas, ni la
reacción temerosa a una persecución política partidaria; fue simplemente el
término de un ciclo vital, la antipatía generada en las nuevas autoridades del
diario que auizá tienen adhesión política; o bien, motivaciones cuya naturaleza
desconozco totalmente.
Agradeciendo
la generosidad de mis lectores, pues nobleza obliga siempre a expresar el sagrado vocablo de
gratitud: “GRACIAS”, aquel que no recibí de parte de la nueva flamante
directora - que ignora los modales de educación aprendidos en mi generación - luego
de mi comprometida colaboración de más de una veintena de años, pido la
bendición de Dios para nuestra Bolivia, bendición para las cuitas y ansiedades
de nuestro pueblo; la paz y la salud para el buen vivir de mis lectores. Sí,
que Dios bendiga a todos.
Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
12 enero 2016