ALBERT
SCHWEITZER.
Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
Bolivia, Octubre 2015.
El gran médico, teólogo, músico organista, ideólogo
humanista fue el precursor de la Bioética moderna que apunta más a los
principios deontológicos, No hacer el mal, beneficencia, justicia y autonomía,
clásicos de Potter el oncólogo norteamericano; más los adicionados por Oswaldo
Cháves el ecuatoriano insigne: solidaridad, responsabilidad, servicio, calidez
o ternura, que nacen y se aplican en el seno del neo-humanismo contemporáneo
del argentino SILO, Mario Rodríguez Cobos, sobre todo en la matriz de la Teología
de la Liberación del brasilero Leonardo Boff, nicaragüense Miguel d´Escoto, el
chileno Comblin, cuyos trabajos fueron insumos para la cumbre ideológica que
trasciende límites religiosos e ideologías políticas: El “LAUDATO SÍ” del PAPA
Francisco I.
De Albert Schweitzer sintetizó en pocas frases la
esencia de su teoría del “respeto
profundo de la vida”
a) Conservar
la vida
b) Fomentar la vida
c) Llevar
la vida perfectible a su más alto valor.
Para el hombre como ser pensante vale como “malo”:
a) Destruir
la vida
b) Dañar
la vida
c) Refrenar
la tendencia de la vida a la
perfección.
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El prologuista de su obra biográfica Robert Junck en
Munich noviembre de º1954, escribió la siguiente conclusión:
“Ocurre con los nuevos territorios conquistados por
la ciencia y la técnica, algo parecido a
lo que sucedía con los continentes
colonizados por los exploradores. Sólo se podían hacer habitables cuando
al conquistador le seguían más tarde el
labrador, el ciudadano, el obrero, y el
artesano. Que, con un paciente trabajo de decenios, transformaban el país
inculto en tierras de labor".
También la selva primitiva del mundo moderno puede
humanizarse de manera que fomente la vida, la conserve y la trate con miramientos. La gesta de Albert Schweitzer
puede repetirse cotidianamente en el seno de nuestro mundo tan lleno de dolor y
de discordia. Es una tarea mucho más
importante que el asalto a esferas de conocimiento siempre renovadas que sólo
contribuyen a distanciar al ser humano de sí mismo, para convertirle en un
Superhombre (Niestche) y en un monstruo.
Acaso les sea dado a millones de hombres equipados
con la sencilla ética afirmadora de la vida de Albert Schweitzer transformar
paulatinamente el peligroso “mundo
nuevo” en un “nuevo mundo humano” en que los descubrimientos todos se pondrían a prueba, no solo con la mira de saber cómo funcionan y
se comportan, sino en el sentido de averiguar si permiten al ser humano seguir siendo
hombre.
Si se
subordina por principio el progreso técnico actual, todavía ciego y de
rápida proliferación, a la consigna del “respeto
profundo de la vida” se habrá dado el primer paso hacia un porvenir más bello.
El propio Albert Schweitzer lo ha anunciado con estas bellas palabras:
“Tiene
que advenir un renacimiento mucho más grande que el renacimiento por el que
salimos del Edad Media: el gran renacimiento en que la humanidad descubra que
lo ético es la verdad más alta y lo más eficaz para que el hombre experimente
la sensación de haberse liberado del mezquino realismo en que se arrastraba. Quisiera
ser un apóstol de este renacimiento y hacer resplandecer como una antorcha, en
el seno de nuestro tiempo, la fe en una nueva humanidad.
Tengo la
esperanza de serlo, porque creo haber fundado la orientación del humanitarismo (antiguo vocablo del
humanismo filosófico y político actual cargado de teología de la liberación, ecología integral, bioética
y biopolítica) – que hasta el presente, se había tenido sólo por un noble sentimiento, - en
una concepción del mundo derivada de una
reflexión de tipo elemental, en la que
todos pueden participar. Siendo así, tal
concepción del mundo cobra una fuerza de convicción de la que hasta ahora jamás
habrá dispuesto y es capaz de ponerse de
acuerdo con la realidad y abrirse camino de una manera tan enérgica como
consecuente”
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Ya llegando a la vejez, otro biografista Jean Pierhal concluye su
magnífico libro sobre el personaje insigne:
¿Hemos llegado con esto al final de la historia? No.
No habrá de terminar ni con la muerte de Albert Shweitzer porque le sobrevivirá
su idea el” “respeto a la vida que podría convertirse en el fundamento
de una nueva forma de relación entre los hombres y los pueblos - (debía agregar
y el planeta Tierra y todo aquello que contiene y que se llama vida animal
vegetal recursos naturaleza, es decir de la Ecología Integral de Leonardo Boff
y el Papa Francisco I ) - en el principio de un nuevo renacimiento moral y en
la base de una nueva cultura armónica.
-Si usted
quiere asistir ahora a mi entierro, tendría
que molestarse yendo a Lambarene – decía el médico a un periodista de Oslo.
No es raro oírle ahora hablar de la muerte. Lo hace sereno y sin
temor. Sin embargo, agradecería que le quedara tiempo suficiente para poder
terminar de escribir su Filosofía de la Cultura en las horas nocturnas y
solitarias que pasa en su gabinete de trabajo africano.
Y esto es lo más extraordinario: “El doctor ha
pensado en todo, incluso en su epitafio. Como es humorista, piensa que sus
amigos, los caníbales del interior, podrían hacerle acaso los últimos honores
devorándolo.
“Entonces – dice – en la
lápida funeraria escribirían:
“Nous avons mangé
Le docteur Albert Schweitzer
Il a été bon
jusq´ à sa fin”
Cuya traducción en español es la siguiente:
“Nos hemos
comido
Al Dr. Albert
Schweitzer
Y hasta de
muerto era bueno”
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BENJAMIN PIO BLANCO UNZUETA
BENJAMIN PIO BLANCO UNZUETA
Nació en Cochabamba, ciudad ubicada en el centro de Bolivia en el año 1832, integrando una familia de gran raigambre en la región, siendo descendiente de militares y funcionarios de la antigua administración española en América, y de combatientes que formaron parte del ejército realista, en contra de los ideales independentistas.
Fue abogado. Escribió “Poesías” en 1890. Fue Correspondiente de la Real Academia Española en 1892. Cancelario (Rector) de la Universidad de de San Simón en 1896. Colaboró en diarios y revistas, destacándose por su obra poética, de temática festiva, religiosa y patriótica; sobre todo por la letra del Himno a Cochabamba, que en realidad se trató de la Canción Patriótica a la Guardia Nacional, compuesta en 1903, cando se desempeñaba como presidente del Consejo Municipal, cargo que ostentaba desde 1902. La música que acompañó su letra la compuso Teófilo Vargas.
Esta canción fue adoptada al no ser sustanciado el concurso organizado para elegir un himno con motivo del centenario de la ciudad, e impuesta como Himno por la tradición cultural. La familia del poeta solicitó a través de su bisnieto, Luis del Castillo Blanco la institucionalización del himno como tal, en el 2006. En el año 2008 por ordenanza municipal se lo proclamó como el Himno Oficial de Cochabamba, el que por ley en el año 2010 tiene también su día propio: el 1 de septiembre.
Benjamín Blanco falleció en su Cochabamba natal, en el año 1902.
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EL SENADOR
BENJAMÍN BLANCO HIJO
Mi mujer es mi delicia
Y por sus ojos gachones
Me es la suerte muy propicia
Y me colman de atenciones.
Como Lola es una perla
Un senador viene a verla.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del insigne senador
Soy humilde servidor!
Con este hombre singular
Dios nos ha venido a ver
`Poniéndose en mi lugar
Lleva al baile a mi mujer
Y aunque no lo tomo a mengua
La tira allí de la lengua.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del ilustre senador
Soy humilde servidor!
Tocando más de un registro
Hasta la pared de enfrente
Me la presentó al Ministro
Y después al Presidente.
Y a mujer tan campechana
Ya me la hizo cortesana.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del famoso senador
Soy humilde servidor!
Al verla tan dadivosa
Se enciende y pierde su flema
Y si se enferma mi esposa
Viene a ponerle una enema
La deja sin calentura
Y así cada mes la cura.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del egregio senador
Soy humilde servidor!
Levándosela de calle
Que todo cabe en lo humano
Si a Lola le estrecha el talle
A mí me estrecha …. la mano
Y ufano caza en mi monte
Sin que nadie se le afronte.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del conspicuo senador
Soy humilde servidor!
La vez que me quedo en casa
Por estar el tiempo feo
Me dice, con mucha guasa,
Váyase, amigo, a paseo
Mi coche en la puerta espera
Eche ya su cuerpo afuera
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del ínclito senador
Soy humilde servidor!
Cierto día en la campaña
Siendo como es buen amigo
Me emborrachó con champaña
Lola no durmió conmigo
Y si él me sopló la dama
Me dio a mí la mejor cama
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del notable senador
Soy humilde servidor!
El tabaco es rica cosa
Para él, que tiene el tupé
De jorobar a mi esposa
Por un polvo de rapé
Mientras fuma en mi cachimbo
Yo me estoy …. Allá en el limbo.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del rumboso senador
Soy humilde servidor!
Si llego a tener un hijo
Él su padrino será
Ha de quererle de fijo
Como su tierno papá
Y lo instituye, al momento,
Su heredero en testamento.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del pujante senador
Soy humilde servidor!
Le gusta que con él use
De la mayor confianza
Y por más que de ella abuse
Me atrevo a decirle en chanza
Se susurra y no lo dudo
Que me habéis hecho …cornudo.
¡Cuánto honor!
¡Qué favor!
¡Del potente senador
Soy humilde servidor!
Cochabamba, 1905
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A UNA NIÑA FUMADORA
BENJAMIN BLANCO HIJO
16 SEPTIEMBRE 1860
Yo conozco una chicuela
Anzuelo de corazones
Que en vez de chupar turrones
Chupa humo que se las pela.
Y sin fijarse en pelillos
Haciendo bonitos dengues
Como si fueran merengues
Despabila cigarrillos.
Aunque ello grato le sea
Me parece que está mal
Que convierta en chimenea
Su boquita de coral
Pues supongo que un travieso
Le dá un beso, de seguro
Que al saborear dicho beso
Creerá gustar un puro.
Porque la mujer ¡Per Baco!
Hechicera y tierna flor
Debe exhalar grato olor
Y no oler nunca a tabaco.
Mira chicuela lo que haces
De tu boca purpurina
Salen mefíticos gases
De sulfato y nicotina
Eres linda y eres guapa
Y tu aspecto es muy bizarro
Pero el tufo del cigarro
Te da el sabor de jalapa.
Deja ese vicio incivil
Porque tiñéndose están
Con cambiantes de azafrán
Esos dientes de marfil.
Ha de fumar sólo el hombre
Esto es el género macho
Que el cigarro, no te asombre
Hace nacer el mostacho.
Fuera un adorno grotesco
Un bigote o un favorito
En ese lindo palmito
Tan rozagante y tan fresco.
A tu semblante hechicero
Modesto como el que más
Contradicen por entero
Esos humos que le das.
Al considerar me abrumo
La situación trastrocada
Llevas fuego en la mirada
Y en el seno guardas humo.
Es cosa que aturde y pasma
Que fumen las rapazuelas
Sólo fuman las abuelas
Para curarse del asma.
Echándola de barato
Suelen a veces las bis-
Abuelas fumar anís
Para librarse del flato.
Dice la ciencia hipocrática
Que el tabaco es un narcótico
Anestésico y exótico
Que causa afección hepática.
Exacerba el mal histérico
Y ejerce influencia fatal
En la glándula pineal
Y en el pliegue mesentérico.
Aumenta el humor linfático
La sustancia gris repele
Ocasiona el cistocele
Y perturba el gran simpático.
Causa locura y amnesia
Los plexos anastomosa
Por esto, que es mucha cosa
Le ha condenado la Iglesia
Y un papa sabio, que al cabo
Ambos poderes reasume
Ha prohibido que se fume
Y es el papa Urbano octavo.
Si piensas que es necesario
Documento fehaciente
Esta la bula patente
Puedes verla en el bulario.
Por eso, aunque chille el carro
Te aconsejo que no fumes
Huele a esencias y perfumes
Y no huelas a cigarro.
Cochabamba, 1885.
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