Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba
noviembre 2015.
Fuera de la Mesa
Redonda sobre Medicina Tradicional,
varias exposiciones enriquecieron el tema: Kallawayas, Uru-chipaya,
traumatología y fisioterapia andina, ventosas, sangrías, parteras
tradicionales, historia del maletín médico, yuracarés, marcha indígena de 1990.
Fueron relevantes las exposiciones sobre Herodes, José Passaman, Andrés
Vesalio, Carlos Finlay, de cultura médica imprescindible. Particularmente se
debe destacar la intervención del Rdo. Miguel Manzanera con el tema bioético:
“DEFENSA DE LA VIDA” que tuvo carácter de reflexión y denuncia objetando la
sentencia de un juez, del Tribunal Constitucional y la irreflexiva resolución
del Ministerio de Salud, relacionadas con la apertura, despenalización y
promoción del aborto libre y descontrolado, a partir de febrero del 2014,
cuando el irresponsable Tribunal Constitucional Plurinacional emitió la
Sentencia Nº 206/2014, que da acceso al aborto impune y recomienda, mediante un
simple proceso de denuncia policial, obviar el clásico procedimiento judicial. También
la inaceptable Resolución del Ministerio de Salud de enero/2015, que aprueba el
procedimiento técnico y ordena a los médicos y enfermeras, en forma perentoria,
efectuar el aborto, quienes deben acatar dicha orden dentro de las 24 horas,
desconociendo toda objeción de conciencia. Detrás de esta burda maniobra
judicial y ministerial política estatal estarían instituciones extranjeras,
ONG´s que impulsan el aborto con inmenso apoyo económico para asesinar a los no
nacidos. Además, se incorpora otra causa de aborto no legalizado en el Código
Penal cual es la malformación congénita en una hitleriana posición extremista.
En relación a
este delicado tema bioético, se publicó en Los Tiempos 12 de noviembre en una
maniobra de sesgo comunicacional con el título: “Aborto: Médicos responden a la
Iglesia” Frente a la objeción de conciencia para rehusar la ejecución del
aborto por orden judicial. La Confederación Episcopal pide una Ley para
protegerla, el Dr. José Zambrana Vicepresidente del Colegio Médico Nacional la contradice
con la siguiente afirmación: “No creo que se pueda normar una condición ética y
moral, pero no podemos negarnos a una ley, a una disposición jurídica que diga
un juez competente”. Yo respondo al citado médico y al periodista: La citada
autoridad colegial olvidó su Juramento Hipocrático y no merece respeto alguno a
su extraviado pensamiento. En cambio, otro es el sentir del Presidente
Nacional Luis Larrea y del Dr. Aníbal
Cruz, Presidente del Colegio Médico Regional que remarca: “Los médicos no
estamos en favor del aborto, atendemos la vida y tenemos todo el derecho de
rechazar la práctica del aborto aunque lo ordene un juez, porque estamos
hablando de una vida y existe la objeción de conciencia”. Debía agregar: “nos
debemos al Juramento Hipocrático”.
El periodista de
Los Tiempos, tiene que leer un poco de historia de la medicina, y encontrar en
sus anales al Padre Hipócrates, a Esclepio. El texto del Juramento que desde el
inicio de la existencia profesional, está dedicada con amor y con pasión al
arte de la medicina. Lo juran los iniciados en defender y salvar la vida. Los
galenos que apoyen iniciativas en favor de la cultura de la muerte, traicionan
el sagrado Juramento, son ignaros de toda bioética universal. Pende sobre ellos
las normas morales de Jesucristo, de los grandes dirigentes de la humanidad, la
escuela de Potter, el mensaje de Albert Schweitzer. Deben ser anatemizados
definitivamente por ser seguidores de Adolfo Hitler, Franco, Pinochet y todos
los criminales de la historia.
JURAMENTO
HIPOCRÁTICO (500 a.C.)
“Juro por Apolo
médico, por Esculapio, Hygia y Panacea. Juro por todos los dioses y todas las
diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y
entender, este juramento y compromiso: Venerar como a mi padre a quien me
enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades;
considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente
si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas
y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro y a
todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre,
pero a nadie más. En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en
provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás daré
a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa
alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por
el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. En cualquier
casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda
injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación
vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. Todo lo que vea y
oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida
de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con
secreto inviolable. Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja
los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota
posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario”
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Actualización de
la fórmula hipocrática que llevó a cabo la Asociación Médica (Asamblea General,
celebrada en GINEBRA, 1948), luego revisada en Sydney,1968. Juramento de
fidelidad profesional. “En el momento de ser admitido como miembro de la
profesión médica: Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la
humanidad; otorgar a mis maestros los respetos, gratitud y consideraciones que
merecen; ejercer mi profesión dignamente y a conciencia; velar solícitamente y
ante todo por la salud de mi paciente; guardar y respetar los secretos a mí
confiados, aun después de fallecido mi paciente; mantener incólumes por todos
los conceptos y medios a mi alcance el honor y las nobles tradiciones de la
profesión médica; considerar como hermanos a mis colegas; no permitir que
consideraciones de credo político o religioso, nacionalidad, raza, partido político
o posición social se interpongan entre mis deberes profesionales y mi paciente;
velar con el máximo respeto por la vida humana desde su comienzo, aun
bajo amenaza, y no emplear mis conocimientos médicos para contravenir las
leyes humanas. Solemne y libremente, bajo mi palabra de honor, prometo cumplir
lo antedicho”
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