viernes, 13 de noviembre de 2015

JORNADA NACIONAL DE HISTORIA DE LA MEDICINA



Gastón Cornejo Bascopé

Cochabamba noviembre 2015.

Fuera de la Mesa Redonda sobre Medicina Tradicional,  varias exposiciones enriquecieron el tema: Kallawayas, Uru-chipaya, traumatología y fisioterapia andina, ventosas, sangrías, parteras tradicionales, historia del maletín médico, yuracarés, marcha indígena de 1990. Fueron relevantes las exposiciones sobre Herodes, José Passaman, Andrés Vesalio, Carlos Finlay, de cultura médica imprescindible. Particularmente se debe destacar la intervención del Rdo. Miguel Manzanera con el tema bioético: “DEFENSA DE LA VIDA” que tuvo carácter de reflexión y denuncia objetando la sentencia de un juez, del Tribunal Constitucional y la irreflexiva resolución del Ministerio de Salud, relacionadas con la apertura, despenalización y promoción del aborto libre y descontrolado, a partir de febrero del 2014, cuando el irresponsable Tribunal Constitucional Plurinacional emitió la Sentencia Nº 206/2014, que da acceso al aborto impune y recomienda, mediante un simple proceso de denuncia policial, obviar el clásico procedimiento judicial. También la inaceptable Resolución del Ministerio de Salud de enero/2015, que aprueba el procedimiento técnico y ordena a los médicos y enfermeras, en forma perentoria, efectuar el aborto, quienes deben acatar dicha orden dentro de las 24 horas, desconociendo toda objeción de conciencia. Detrás de esta burda maniobra judicial y ministerial política estatal estarían instituciones extranjeras, ONG´s que impulsan el aborto con inmenso apoyo económico para asesinar a los no nacidos. Además, se incorpora otra causa de aborto no legalizado en el Código Penal cual es la malformación congénita en una hitleriana posición extremista.
En relación a este delicado tema bioético, se publicó en Los Tiempos 12 de noviembre en una maniobra de sesgo comunicacional con el título: “Aborto: Médicos responden a la Iglesia” Frente a la objeción de conciencia para rehusar la ejecución del aborto por orden judicial. La Confederación Episcopal pide una Ley para protegerla, el Dr. José Zambrana Vicepresidente del Colegio Médico Nacional la contradice con la siguiente afirmación: “No creo que se pueda normar una condición ética y moral, pero no podemos negarnos a una ley, a una disposición jurídica que diga un juez competente”. Yo respondo al citado médico y al periodista: La citada autoridad colegial olvidó su Juramento Hipocrático y no merece respeto alguno a su extraviado pensamiento. En cambio, otro es el sentir del Presidente Nacional  Luis Larrea y del Dr. Aníbal Cruz, Presidente del Colegio Médico Regional que remarca: “Los médicos no estamos en favor del aborto, atendemos la vida y tenemos todo el derecho de rechazar la práctica del aborto aunque lo ordene un juez, porque estamos hablando de una vida y existe la objeción de conciencia”. Debía agregar: “nos debemos al Juramento Hipocrático”.
El periodista de Los Tiempos, tiene que leer un poco de historia de la medicina, y encontrar en sus anales al Padre Hipócrates, a Esclepio. El texto del Juramento que desde el inicio de la existencia profesional, está dedicada con amor y con pasión al arte de la medicina. Lo juran los iniciados en defender y salvar la vida. Los galenos que apoyen iniciativas en favor de la cultura de la muerte, traicionan el sagrado Juramento, son ignaros de toda bioética universal. Pende sobre ellos las normas morales de Jesucristo, de los grandes dirigentes de la humanidad, la escuela de Potter, el mensaje de Albert Schweitzer. Deben ser anatemizados definitivamente por ser seguidores de Adolfo Hitler, Franco, Pinochet y todos los criminales de la historia.

JURAMENTO HIPOCRÁTICO (500 a.C.)

Juro por Apolo médico, por Esculapio, Hygia y Panacea. Juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más. En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable. Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario

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Actualización de la fórmula hipocrática que llevó a cabo la Asociación Médica (Asamblea General, celebrada en GINEBRA, 1948), luego revisada en Sydney,1968. Juramento de fidelidad profesional. “En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica: Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad; otorgar a mis maestros los respetos, gratitud y consideraciones que merecen; ejercer mi profesión dignamente y a conciencia; velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente; guardar y respetar los secretos a mí confiados, aun después de fallecido mi paciente; mantener incólumes por todos los conceptos y medios a mi alcance el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica; considerar como hermanos a mis colegas; no permitir que consideraciones de credo político o religioso, nacionalidad, raza, partido político o posición social se interpongan entre mis deberes profesionales y mi paciente; velar con el máximo respeto por la vida humana desde su comienzo, aun bajo amenaza, y no emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas. Solemne y libremente, bajo mi palabra de honor, prometo cumplir lo antedicho”

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